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Cómo reducir el comer emocional

Cómo reducir el comer emocional

La alimentación emocional también se conoce comúnmente como comer por estrés, probablemente porque el estrés suele ser el desencadenante de este hábito.

Pero el estrés no es la única razón por la que las personas recurren a la alimentación emocional: según la Clínica Cleveland, es posible que elija refrigerios porque tiene un mal día o se siente deprimido. Otros factores desencadenantes, según la Clínica Mayo, son las dificultades financieras, los problemas de pareja, los problemas de salud o la fatiga.

¿Cómo sabes que son las emociones las que te hacen comer?

A veces puede ser difícil diferenciar entre el hambre física y el hambre mental.

Según la Clínica Mayo, algunos signos de hambre incluyen culpa por comer, antojos, antojos repentinos y no sentirse lleno incluso después de comer mucho.

Por qué comer emocional es un problema
Lo primero es lo primero: Comer por lo general no te hace sentir mejor, es decir, no te sientes menos estresado, triste o animado por tu día después de comer. De hecho, las personas a menudo sienten culpa, vergüenza u otras emociones negativas.

Además, según Houston Methodist, puede tener efectos físicos, que incluyen:

• Nivel de energía agotado
• dolor de cabeza
• incomodidad

Por supuesto, si está luchando por perder peso o no recuperarlo, comer emocionalmente puede interponerse en el camino de sus objetivos.

Estrategias de conocimientos tradicionales para eliminar la alimentación emocional
Pruebe estas estrategias para asegurarse de comer cuando tenga hambre físicamente, no debido a sus emociones.

1. Conozca sus factores desencadenantes.
El autoconocimiento puede ayudar. Si sabe que un mal día lo hace gravitar hacia los dulces, entonces está preparado, lo que puede ayudarlo a tomar otra acción, como llamar a un amigo para desahogarse. Llevar un diario de alimentos puede ayudarlo a identificar qué es lo que probablemente lo haga recurrir a los alimentos para sentirse cómodo.

2. Hágase preguntas.
Antes de comer, intente una «comprobación de la realidad del hambre», sugiere la Clínica Mayo. Puede evitar comer emocionalmente pensando en cuándo fue la última vez que comió y viendo si su hambre está relacionada con necesidades emocionales o físicas.

3. Haz algo diferente.
Cambiar un hábito toma un tiempo. Mientras tanto, busque otros sustitutos de alimentos cuando tenga antojos de comida por razones emocionales. Esto podría implicar una fiesta de baile de cinco minutos o sentarse al aire libre, sugiere Harvard Health Publishing.

4. Haga elecciones dietéticas saludables.
La Clínica Cleveland recomienda probar palomitas de maíz en lugar de papas fritas, o comer dulces en lugar de una bolsa. Otro consejo inteligente: no lleves a casa comida poco saludable, según la Clínica Mayo; si no está allí, no puedes comerla.

5. Busque estrategias de afrontamiento alternativas.
La Iglesia Metodista de Houston recomienda tratar de identificar la causa raíz de la alimentación emocional (estrés, soledad, etc.) y luego encontrar soluciones que se ajusten a las necesidades emocionales. Por ejemplo, el ejercicio y los ejercicios de respiración pueden ser estrategias útiles para aliviar el estrés, mientras que llamar a amigos o ser voluntario puede limitar la soledad.

6. Busque apoyo.
Recurra a amigos y familiares, o un grupo de apoyo, sugiere la Clínica Mayo. Un profesional de salud mental también puede ser útil.

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